lunes, 13 de enero de 2014

59 (Sinopsis de Chirigota Fainberg)




 

59
Sinopsis de Chirigota Fainberg[1]
Dos granujas que sólo tienen en común la nacionalidad y que no volverán a verse nunca mantienen un encuentro fortuito en las letrinas del aeropuerto de Lagos.

Uno de ellos es Fernando, un profesor de ética que se dirige a Estocolmo a dar una conferencia de Premiología Analítica[2], a quien Antonio, ambicioso escritor que espera vuelo al Corazón de las Tinieblas, cuenta una edificante historia que vivió en un jurado literario.

Una novela que no tiene otro público que todos aquellos que aún creen en Melchor, Gaspar y Baltasar.



[1] Chirigota Fainberg ya había sido descrita con toda la sutileza y destreza verbal a la que nos tiene acostumbrados nuestro “genial” parodiador como “emboinada y cejijunta… Molinillo Moñíguez ha vuelto a hacer las delicias del casino de su pueblo con esta comedia inequívocamente urbana… escrita bajo el signo del arado…”
 
[2] Entre las numerosas contribuciones realizadas por Fernando Savater al desarrollo de la Premiología en nuestro país no queremos omitir hacer mención de las siguientes: Ética para un Chorizo, en la que el filósofo, tras arremeter contra el espíritu adolescente y voluntarista del Mayo de 1968 (“Sed realistas, exigid lo imposible”) defiende la Corrupción en el ámbito editorial como una ”meritocracia a regañadientes” sustentado por los frágiles equilibrios de la Transición; Epístola de Séneca a los Corruptos, donde recalca la importancia de no escandalizar al pueblo llano con inoportunas declaraciones hechas para servir un moralismo huero y poco solidario. “En esta vida…”, señala el intelectual con típica picardía volteriana, “se puede ser cualquier cosa excepto un coñazo, consérvate corrupto”; en Amaños, Apaños y Engaños, ¿Dónde está el Daño? el eminente catedrático del Bien desguaza las inconsistencias lógicas más habituales en los argumentos anti Corrupción (“No podemos hablar abiertamente de lo que no podemos hablar abiertamente sin incurrir en algún tipo de contradicción”); Miscelánea Quinqui, escrita en colaboración con Diantres Asco, es la obra que ayudará a establecer la Premiología como una disciplina independiente. En ella se presenta una lectura rawlsiana de la Corrupción en el mundillo editorial que tiene como colofón la “necesidad de mantener el velo de ignorancia del lector en permanente estado de alerta”; y finalmente, la monumental Ética del Olvido, con su impagable rapapolvo a la moral kantiana (“los imperativos categóricos, en la Iglesia”). “Si hemos de lograr el objetivo de la reconciliación nacional”, nos advierte el Pitágoras español, “debemos olvidarnos no solo de lo sucedido, sino de lo que sucede y aun de lo que va a suceder. Solo así podrá nuestro olvido calificarse de perfecto”.
 

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